El pasado 26 de julio del
2017 circulaba la noticia en los principales diarios locales y nacionales: “Un grupo de
hombres armados asaltó una camioneta que transportaba recursos del programa
Prospera en Guerrero”, y es que la mañana del 25 de julio personal del Banco
del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (BANSEFI) así como policías
municipales de Ahuacuotzingo, región de la montaña de Guerrero, fueron
interceptados y acribillados en
una brecha cercana a la comunidad de Zompazolco. Como resultado de esta acción
mueren los 5 policías y 2 custodios de BANSEFI que transportaban cerca de un
millón de pesos para beneficiarios del programa Prospera, gente pobre que vive
en gran medida de estos programas sociales.
Este hecho tan
lamentable pone de manifiesto sin lugar a dudas el alto índice de inseguridad
que prevalece en esta zona y mantiene en un riesgo constante que pone en
peligro la vida de quienes habitan esta región pobre de Guerrero, deja al
descubierto la marginación y pobreza, a tal grado de que resulta extremadamente
difícil acceder a servicios bancarios para hacer uso de los beneficios del programa
Prospera, motivo por el cual se trasladaron los valores de esta forma que
dieron como resultado tan lamentables hechos.
¿Por qué colocar en
alto riesgo a personal de institución bancaria y policías para hacerle llegar
recursos a beneficiarios de un programa federal destinado al combate a la
pobreza en la montaña de Guerrero? Sin restar importancia al tema, puesto que
se trata de pérdidas de vidas humanas, en esta ocasión quiero referirme a la
pobreza y su relación con los servicios financieros como elementos
fundamentales del desarrollo económico en cualquier región donde se
establezcan, puesto que a decir de expertos, existe una correspondencia entre
los servicios financieros y la pobreza, es decir, las regiones con mayor
crecimiento económico cuenta con la presencia de un gran número de
instituciones financieras, mientras que en regiones pobres del planeta la
ausencia de bancos es muy evidente. Veamos cómo está este asunto:
En cierta ocasión,
en una de sus conferencias dictada en noviembre del 2016, mi amigo Investigador
de la UNAM Pablo Pérez Akaki, ilustraba a los estudiantes de la Facultad de
Contaduría y Administración de la Universidad Autónoma de Guerrero, con el
tema: “La inclusión financiera y su importancia para el desarrollo de las personas,
empresas y sociedades” en el que explicaba que el término de inclusión
financiera comprende el acceso y uso
de servicios financieros bajo una regulación apropiada que garantice esquemas
de protección al consumidor y promueva la educación financiera para mejorar las
capacidades financieras de todos los segmentos de la población. Y es que, en términos
generales los datos que arrojan los organismos internacionales con respecto a
los servicios financieros señalan que se estimula el crecimiento al aumentar la
tasa de acumulación de capital lo que genera condiciones favorables para el
crecimiento de la economía, es decir, teóricamente el desarrollo financiero
genera cierta influencia positiva en los pobres dado que reduce la pobreza
impulsar el crecimiento y reduce la desigualdad del ingreso. Esto, sin embargo,
al observar la pobreza en nuestro país, es demasiado obvio que los pobres, especialmente
los que se encuentran en extrema pobreza, experimentan algo más que solo bajos
ingresos.
¿Cuántos de los adultos poseen una cuenta bancaria? De acuerdo a datos
de Global Findex, la evolución del porcentaje de adultos con cuentas bancarias en
los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE) tienen el porcentaje más alto de 94%, es decir, nueve de cada
diez adultos de estos países tienen una cuenta bancaria, en los países
asiáticos representa el 69%, en América Latina y el Caribe el 51%. En el caso
de México es muy desproporcional al número de población, ya que se encuentra entre
los países con porcentajes más bajos, de los adultos que poseen cuentas
bancarias representan apenas el 39%, dato que se contrapone a los que indica el
Banco mundial, en colaboración con la Fundación Bill y Melinda Gates que ubican
a México con tan solo el 27%.
Por otro lado, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) señala
que la presencia financiera en los municipios con población rural, representa
apenas el 8%, mientras que en la zona urbana es de casi el 99% es decir, resulta
más complicado acudir a un banco en los municipios más pobres, que aquellos con
mayor desarrollo. El caso del estado de Guerrero es muy ilustrativo con
respecto al tema en cuestión ya que Acapulco tiene el mayor número de
instituciones bancarias ubicadas en la franja turística.
Y es que amigo
lector si usted observa la ausencia de bancos o servicios financieros en su
localidad seguramente es un afectado más por la exclusión social, que a decir
de especialistas en el tema, es un fenómeno que se caracteriza por la falta de
participación de segmentos de la población en la vida social, económica y
cultural de sus respectivas sociedades debido a la carencia de derechos,
recursos y capacidades básicas como lo es el acceso a la legalidad, al mercado
laboral, a la educación, a las tecnologías de la información, a los sistemas de
salud y protección social, etcétera, factores que hacen posible una
participación social plena.
Los expertos han
señalado que los niveles de pobreza de un importante porcentaje de la población de muchos países en
desarrollo se acompañan, con frecuencia, de la falta de acceso a productos de
ahorro, pago, crédito o seguro, lo que determina una exclusión financiera.
En este sentido, los términos
exclusión financiera y exclusión social están íntimamente ligados a los niveles
de pobreza en el mundo, pues en los países en desarrollo es muy frecuente que
la población no tenga acceso a productos y servicios financieros. La exclusión
financiera por lo tanto es una causa y también resultado de la exclusión
social. De esta manera, una sociedad no puede llevar su vida normal con las
dificultades que generan la falta de acceso a servicios y productos
financieros. Lo contrario a este escenario es la inclusión financiera como
resultado de la inclusión social.
Según datos proporcionados por el Banco mundial, en colaboración con la
Fundación Bill y Melinda Gates, señalan que en la actualidad en el mundo solo el
50% de las personas de más de quince años (que en muchos países están entre la
juventud y adultez) poseen una cuenta bancaria (la otra mitad no posee nada),
habiendo diferencias muy significativas entre regiones, economías, cualidades
de las personas que determinan la forma en que los ciudadanos se endeudan,
realizan sus pagos o gestionan sus riesgos, o incluso ahorran.
Grave situación porque de acuerdo a este organismo, en el mundo casi el
77% de los pobres con ingresos inferiores a dos dólares diarios, no poseen una cuenta
bancaria, es decir, no tienen acceso a servicios financieros. En contra parte,
quienes obtienen ingresos altos (sobre todo en países desarrollados) el 90%
accede a una cuenta bancaria en un banco formal. El caso de México es un asunto
alarmante, pues según datos del Banco mundial indican que solo el 27% de las
personas adultas tienen cuanta bancaria y de esa población el 33% son hombres,
el 22% son mujeres (22%). De esa población “bancarizada” el 37% vive en zona
urbana y el 11% vive en zona rural.
Por ser México un país con altos niveles de migración, una mención
especial se merece la población que recibe remesas de los Estados Unidos
principalmente. Se refiere por el Banco mundial que solo el 5% de la población
adulta, utiliza entidades financieras formales como medio de pago con una
cuenta en la que recibe remesas, o en la cual recibe pagos salariales del
gobierno.
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) en su Encuesta
Nacional de Inclusión Financiera, se establece que los mexicanos en edad adulta
tienen barreras para el ahorro por la falta de ingresos que representan 73%,
mientras que el 16% no tienen interés en ahorrar, el 5%), no cuenta con los
requisitos necesarios, un 4% no ahorra porque desconfía de las instituciones
bancarias, el 4% considera elevadas las comisiones bancarias, un 2% argumenta
que es muy grande la distancia entre su domicilio y el banco y el 1% señala que
no ahorra por los rendimientos muy bajos que ofrecen los bancos por su dinero
ahorrado.
Un aspecto que pudiera generar algunas conclusiones es que, aunque los
accesos a los servicios bancarios sean importantes para el desarrollo
económico, no es la respuesta a resolver los problemas que generan la pobreza y
marginación. Habría que proponer adecuaciones al sistema financiero mexicano o
generar un proyecto alternativo, pues en el esquema actual el crédito
representa una carga adicional para la población en condiciones de pobreza, y
los servicios bancarios son tan caros que se alejan del alcance de la inmensa
mayoría de la población que no cuenta con un ingreso suficiente y seguro.
Comentarios y sugerencias: juliocesarcj@gmail.com
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